Adívinese, con estas pistas previas, a quién corresponde la autoría de esta frase: “Quizá con un impulso del Señor el tiempo no correría tanto”. Suena a reflexión de apa en ángelus dominical,pero es afirmación de duque en correo electrónico dirigido al suegro. Urdangarín recurría al padre de su señora para pedirle que moviera hilos en busca de patrocinadores de eventos, entiéndase gente rica (Ecclestone, Blatter, Bertarelli) con la que hacer caja. Esto es aquello de “oye, tú que conoces a mengano, por qué no le comentas este proyecto que tengo”, sólo que el duque, a juzgar por los correos publicados hoy, no tiene tanta familiaridad con el suegro. Le trata de usted y de señor. Quizá con el impulso del Señor el tiempo no correría tanto, escribe el duque cuando sugiere que el rey hable con el propietario de Louis Vouitton para que patrocine ya el Valencia Summit, que le corre prisa asegurar los ingresos.
Es un yerno profesional y un poco sumiso que se abstiene en estos mensajes de hacer bromas sobre mujeres o sobre empalmamientos. Con el rey no hay confianza, no se quedan en nochebuena hasta las tantas tomando copas y haciendo chanzas. De los correos publicados hoy sólo trasciende que Urdangarín pedía ayuda al rey, no que éste se la diera y tampoco que se la cobrara. La instrucción del caso Noos sigue alimentándose de la correoteca --el cesto de mails-- que fue acumulando Diego Torres, primero socio y después chantajista. Una figura habitual, ésta del despechado con munición para hacer pupa, en los grandes escándalos políticos que ha habido en la reciente historia de España. De los papeles de Bárcenas, a estas alturas, ya se ha dicho de todo. Cuando salieron hubo quien dijo: de éstas cae el gobierno (nada menos); una semana después la corriente se dio la vuelta: gatillazo, decían, los papeles se han quedado en nada. Cuánta prisa por darlos por bendecidos o despachados. Los papeles, como casi todo lo demás que rodea la Gurtel-y-derivados, dependerán de la relevancia y el crédito que les atribuya la fiscalía y el juez de instrucción. Y el juez, que se llama Ruz, viene explicando que, como poco, ve motivos para indagar en esas anotaciones. Ya había abierto una investigación y ahora ha citado al presunto autor (o autores), Barcenas y Lapuerta, para la próxima semana. Los interrogará el jueves en calidad de imputados y antes de que Gómez Bermudez, el otro juez interesado en la cosa, haga lo propio. Ayer le preguntaron a Rajoy por su despechado ex-tesorero, Bárcenas. ¿Está intentando chantajearle?, dijo el periodista. Respondió el presidente “con toda franqueza, no”.
Cuando hoy le han preguntado a Floriano, portavoz intermitente del partido, qué les parece que Bárcenas reclame 900.000 euros de indemnización por despido improcedente, dijo “fíjese si es una pasta que no se la pensamos dar”. Quizá debió añadir “salvo que la justicia diga lo contrario”, porque tendrá que ser un tribunal quien determine si tiene algún sentido, por chocante que parezca, que el tesorero que, en su día, pactó con la dirección del PP su salida (y así se explicó en su momento) alegue ahora despido improcedente, porque seguía trabajando como asesor (sostiene él) hasta que saltó a la luz la cuenta suiza y el PP dejó de abonar las cotizaciones. Hoy se ha celebrado el preceptivo acto de conciliación, pero están las cosas entre Bárcenas y sus antiguos defensores como para andar conciliando nada. La guerra es la guerra: Bárcenas reclama 900.000 euros y el PP dice que verdes las han segado. Habrán de desfilar ambas partes por delante del tribunal y habrá que ver qué versión dan entonces sobre cuándo y cómo terminó, en realidad, el vínculo entre el tesorero y el partido, es decir ---y al margen de las consecuencias que eso tenga sobre contratos e indemnizaciones--- cuánto hubo de verdad, y cuánto de milonga, en el comunicado aquel que difundió el PP en 2009 dando cuenta del cese en su actividad del tesorero, cuyo puesto --ahora le escuece al PP que se recuerde-- se dejó expresamente vacante para que regresara una vez desechadas todas las absurdas sospechas que sobre él se cernían. Aquello también fue una sede vacante, pero no para elegir tesorero nuevo sino para guardarle el trono al que lo era. Será la legislación laboral hoy en vigor, fruto de la reformal laboral de Rajoy, la que haya de examinarse para alcanzar ahora una sentencia.
El gobierno ha aportado hoy algunos cambios más a las normas laborales: modificaciones que llevará al Parlamento y que afectan a las prejubilaciones, es decir, al acceso a la pensión. Para jubilarse voluntariamente antes de la edad preceptiva habrá que habercotizado, mínimo, 35 años. Si has cumplido los 63 y has cotizado 35 años, te puedes jubilar. Si no, a seguir trabajando. Salvo que sea la empresa la que te quiere jubilar sin esperar a que cumplas los 65, en cuyo caso los requisitos serán: 61 años de edad y 33 decotización. La filosofía última que alimenta los cambios (el objetivo) es siempre uno, y nos lo recuerda todos los meses Bruselas: hacen falta más cotizantes y frenar el incremento de pensionistas, objetivo que se hace cuesta arriba en un país cuya tasa deparo está en el 26 % y aun sigue subiendo. La estadística, en esto, no engaña: ya hay en España menos de dos cotizantes por pensionista, y con esos mimbres, la cuenta no sale. Se retrasó, por ello, la edad de jubilación (cada vez iremos trabajando más años), se endurecen las condiciones para la jubilación anticipada y se abre la posibilidad de seguir trabajando después de jubilado, cobrando una parte de la pensión compatible con seguir teniendo un salario --para animar a quienes quieran seguir trabajando a cobrar un poco de pensión pero, a la vez, seguir cotizando--. En esta misma idea de frenar el incremento del llamado gasto social (pensiones, prestaciones y subsidios) y espolearnos a todos para que trabajemos más anuncia el gobierno el endurecimiento, también, de las condiciones para recibir el subsidio de desempleo a quienes tengan más de 55 años.
Ahora el cálculo no se hará sobre la renta del beneficiario, sino con la media de ingresos de toda la familia. Cabe recordar, en fin, que en España no es sólo que escasee el empleo, es que hace cinco años que el paro no deja de subir. Ésa es la razón principal deque millones de españoles tengan que apañarse con la prestación o el subsidio. No porque quieran, sino porque no encuentran trabajo por más que salgan cada día a buscarlo.